En dos tiempos suplementarios no apto para cardíacos, Boca Juniors, el equipo dirigido por Sergio Hernández, se consagró campeón de la edición 2003/2004 de la Liga Nacional de Básquet al vencer a Gimnasia y Esgrima de La Plata como visitante por 133 a 106 y repitió el logro obtenido hace seis años.
Luego de cuarenta minutos vibrantes en el que los dos protagonistas hicieron todo para ganar, mejoraron el nivel respecto de los otros partidos y brindaron por fin un muy buen espectáculo, nadie podía imaginar que el juego y la serie se definiría en tiempo extra. Primero igualaron en 78 y tras los determinantes cinco minutos más de juego la igualdad fue en 96.
El sexto juego comenzó con una amplia diferencia de Boca con Byron Wilson a la cabeza quien parecía se convertiría nuevamente en la figura del partido (lo fue en el quinto partido). Pero Gimnasia sabía que debía ganar y gracias a la potencia del juvenil Bruno Oprandi (a la postre determinante en el resultado final) entabló una importante levantada tranquilizadora.
Para los segundos diez minutos Boca contó en el mejor momento con una levantada anímica y basquetbolística de Martín Leiva, quien en juegos anteriores lo había viciado la irregularidad y en este fue un verdadero verdugo debajo del cesto. Gracias a este, Boca se fue al entretiempo con una pequeña ventaja de 3 puntos (42 a 39) y la posibilidad de ganar aun intacta. Hasta aquí, Gimnasia se defendía por lo hecho por un resucitado Roberto López y la labor de Mariano Cerutti, quien sería el reconstructor de sueños para los hinchas platenses al cierre del partido. Lo tan bueno hecho en los veinte minutos anteriores, para el tercer cuarto decayó un poco aunque los tableros seguían siendo el campo de batalla y López y Leiva se sacaban chispas en ese sector del parquét. Ese parcial devolvió la ilusión a los hinchas platenses ya que finalizó a favor de los suyos por margen de 4, 62 a 58.
El último le devolvió la emoción al juego gracias a la acertada decisión de Sergio Hernández de poner a Fernando Malara (una de las figuras) y Sebastián Rodríguez quienes desde la media cancha aportaron para que Boca jugara más organizado. Gonzalo García intentaba mentener el orden de sus dirigidos pero la cuarta personal de López revertía interiormente los ánimos de Gimnasia. Un triple de Wilson a falta de 1'33'' le daba el mando a Boca (70 a 69), dos puntos más de Diego Guaita estiraban la ventaja y dos simples de Cerutti devolvían las esperanzas al local que hasta aquí perdía por 1 (74 a 73). Dos libres más de Malara los separaban nuevamente a Boca (76 a 73), Sandes y Lauro convertían sus tiros de campo (78 a 75) y el cierre se hacía inminente. Pero a falta de 5'' y el grito xeneixe a punto de estallar, Mariano Cerutti tomó la bola en su campo y de costa a costa, ante la pasiva mirada de los visitantes y desde una posición más que incómoda (tiró por debajo del cuerpo de Mc Gray) clavó el triple salvador al son de la chicharra y hacía explotar el Polideportivo de La Plata. Gimnasia y las chances intactas. Boca y el grito atragantado.
Igualados en 78 y con el envíon anímico a favor de Gimnasia, Cerutti tomó el control y de repente todo lo que lanzaba, entraba. Con el aro abierto para el local, Boca no se descontroló y trató de equilibrar las cosas. Rodríguez tomó la responsabilidad de los tiros y en cuanto lo dejaron acertó en dos lanzamientos desde esa posición, que luego del dominio inicial de Gimnasia, dejaba nuevamente a Boca a solo dos puntos de diferencia a falta de un par de segundos (96 a 94). La bola la debía reponer el local desde el costado y Bruno Oprandi, el encargado de hacerlo, no encontró receptor en los cinco segundos reglamentarios y perdió la posesión. Sacó Boca como pudo, lanzó Sartorelli de igual manera y Dwight McGray, extrayendo el festejo de las gargantas locales y con la chicharra de fondo tomó el rebote bajo el tablero y desde allí estampó el empate en 96. Final histórica y épico cierre con 5' minutos más por jugar.
Desde aquí fue el principio del fin. Para Boca, el campeonato. Para Gimnasia, una ilusión deshecha. La paridad se fue diluyendo cuando Malara y McCray estamparon un parcial de 11 a 0 y los 150 hinchas de Boca comenzaban a festejar. Ya no se podía escapar, y de hecho, así fue. Oroná clavaba un triple pero Sandes y el chiquilín Fioretti (con una hermosa volcada) sellaron el marcador en 113 a 106 y el torneo. Boca Juniors se convertía en el campeón de la Liga Nacional de Básquet 03/04.
El festejo casi se empaña por la actuación de un puñado de hinchas apenados por la actuación de su equipo (de más está decir, la más importante de su historia), sin embargo los jugadores de Boca pudieron festejar como se merecían, corte de red incluído, y llevarse la imagen de uno de los momentos trascendentales en la vida de cualquier jugador: un campeonato.
Boca Juniors fue el equipo más regular en todo el torneo (lo lideró de punta a punta) y entre otros logros, tuvo importantes jugadores (Paolo Quinteros y Martín Leiva en la selección, Dwight McCray) entre ellos el más importante de la final, Byron Wilson, quien en su cuarta final (ganó tres, dos con Boca) se quedó con el trofeo al MVP. Claros y evidentes datos para justificar que el Club Atlético Boca Juniors fue un justo, merecido y digno campeón de la competencia. Salud campeón, salud Boca.